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Prologo II

II

Los últimos días del verano abrieron paso al otoño para finalmente encontrarnos con el crudo invierno. Ahora, las nieves disminuyen y los caminos volverán ha abrirse haciendo transitables los caminos. Momento en el que Arthur y yo comenzaremos nuestro viaje hasta Melifer.


Auque han pasado ya casi ocho meses, recuerdo como si fuera ayer el momento en el que Arthur me contó la verdad sobre el incendio que se llevo a mis seres queridos. 

-En que Piensas Lanse.

-En nada señor, en nada. Estaba distraído.  

Una enorme y jovial sonrisa se dibujo en el rostro de Arthur. Siempre con su sonrisa en la cara.

-Coge el martillo, será mejor que sigamos practicando. Cada vez queda menos.

Arthur me dejó su martillo para enseñarme a utilizarlo. Al principio no me gustaba nada, era demasiado pesado para que nadie pudiera blandirlo, creí que seria imposible siquiera poder levantarlo del suelo. Mis brazos se han fortalecido, en general mi cuerpo se ha endurecido. Mientras, él usaba un trozo de tronco a modo de espada con el que paraba mis golpes con muchísima facilidad. Aunque últimamente empezaba a costarle más trabajo y los dos acabamos realmente cansados del entrenamiento.

Llegó la hora de la comida, desde hacia ya un rato mi estomago rugía y los vientos llevaban un rico aroma a sopa de cebollas y apio. Quedaban pocas gallinas pero antes de nuestra partida Ron prometió matar a una para pegarnos una buena comilona. Con el dinero que Arthur le ha ido dando podria comprar más de 30 gallinas, algún cerdo y provisiones para agrandar la cosecha de este año.Nos sentamos a la mesa, lo que al principio era una imagen pintoresca de un grupo de desconocidos, ahora para mi es la imagen de mi nueva familia. Familia que nuevamente tendré que abandonar. 

Los entrenamientos con Arthur, al que en estos meses me he acostumbrado a llamar Maestro, empiezan muy temprano por la mañana. Antes de que cante el gallo él está llamando a mi puerta listo y preparado para empezar. Durante el día practico con el martillo y una espada, por la tarde ayudo en las tareas del hogar y en el tiempo que nos sobra antes de irnos a dormir el Maestro nos enseña a Lisa y a Mi a leer y escribir.

La mañana siguiente, no fue como las demás mañanas. Cuando abrí la puerta de la habitación, delante había una armadura de cuero negra con unas cuantas manchas de sangre seca. Me recordaban a la de los bandidos con los que se había enfrentado el día que nos conocimos.

Salí fuera con ella en la mano. Y vi. ha Arthur con una armadura de cuero normal a la que se le notaban diversos refuerzos en los costados y la zona del pecho. 

-Ponte tu armadura. 

Sus palabras retumbaron en la oscuridad de la noche. No había sonrisa en su cara, no había un solo atisbo de la dulzura y comprensión que siempre le acompañaba. Aunque con miedo, asentí con la cabeza mientras mi mente no paraba de pensar en que estaba pasando.

-En los caminos, lanse, los combates no van a ser entrenamientos. Un error puede significar la muerte.

Mientras hablaba, cogió una espada de madera. A diferencia que el resto que había usado,esta no tenia hojas o musgo prensado para aliviar los golpes, a su lado había una funda con lo que probablemente fuese una espada corta.

- Si alguien nos ataca en nuestro viaje, y lo harán, debes estar preparado para ser el primero en golpear. Por que no importa cuan fuerte puedas hacerlo si no eres lo suficientemente rápido. La primera vez es la más dura, pero no puedes desmayarte por que entonces pondrás en peligro tu vida y la de tus compañeros. ¿Me Entiendes?

-Si maestro, le entiendo.

Los golpes que recibí ese día no los puedo contar ni aunque tuviera 20 manos y 20 pies para hacerlo. El segundo día recibí menos golpes y así sucesivamente hasta él día en el que ya casi no me impactaba. 

-Muy bien Lanse, aprendes rápido. ¿Cómo crees que lo puedes hacer cuando en vez de a un palo te enfrentas a una espada de verdad?

Arthur desenvaino tan rápido que apenas tuve tiempo a reaccionar. El miedo una vez más me paralizó, había ensayado los movimientos tantas veces que me sentía estúpido. Arthur detuvo el tajo justo antes de mi cuello.

- Si esto fuese una batalla real, estarías muerto.

Su habilidad era increíble, cada vez que me acertaba con la espada era capaz de girarla a tiempo para no cortarme con el filo. Solo hasta que vio que empezaba a conseguir esquivar los tajazos que propinaba se despreocupo, alguna que otra vez recibí cortes aunque nada de lo que lamentarse. Después los entrenamientos empezaron a disminuir en intensidad y aunque seguía entrenando no lo hacia de una forma tan sebera como al principio.





El final del invierno era inminente, sabía que pronto tendríamos que partir pero no me gustaba hacerme a la idea de que quizás no volviera a verles. Sobre todo a Lisa, en los últimos meses ella y yo pasamos mucho tiempo juntos, se reía mucho conmigo y yo me lo pasaba genial con ella. No sabía por que pero cuando estábamos juntos sentía una extraña sensación de confort y calor. Aunque no será fácil despedirse de ninguno, de ella será de la que más me cueste.


Una tarde, pocos días antes del décimo cumpleaños de Lisa, salí fiera de la casa a por puerros para una sopa de verduras para la cena y vi a Arthur de pie mirando hacia el horizonte. 

Lanse –dijo mientras me miraba a los ojos – las nevadas han cesado hace un par de semanas. Los caminos se están haciendo visibles. Las horas de luz diaria están aumentando. ¿Sabes lo que quiere decir eso?

Sabía perfectamente lo que quería decir. 

-Si, maestro. El invierno ha acabado para nosotros.

-Si, ¿sigues queriendo venir conmigo? ¿Estás seguro de que es esto lo que quieres?

No estaba seguro. Mi cabeza estaba llena de un mar de dudas. Pero recuerdo el momento en el que Arthur me contó lo de los incendios. Ese tal Lord Thunder busca algo llamado Ebonstone. Ese desalmado está dispuesto a matar a quien sea, sus esbirros están por todas partes y mi familia solo fuer otra de muchas más que ardieron bajo las llamas y la desesperación. No estaba seguro de que este fuese el camino a seguir, pero alguien como él no puede quedar impune. Hace unos meses no sabia ni luchar, cuando crezca podré unirme a Arthur y quizás detenerle.

-Si.

Con esa escueta y sencilla respuesta. Entró en la casa, dejándome a solas con mis pensamiento. Y con la amarga sensación de saber que estos quizás fuesen los últimos días que pasaba aquí. 

5 Chapuceros:

René Deschamps dijo...

Con todos los respetos; estos relatos estilo dungeons & dragons me parecen todos iguales. A pesar de lo cual le felicito por su estilo fluido.

Lanselor dijo...

La verdad es que estoy deacuerdo. Pero es D&D acaba siendo todo un poco la misma mierda. Aunque con ciertos matices.

Sé que no soy un gran literato, tampoco pretendo serlo, aún asi gracias por lo de mi estilo.

René Deschamps dijo...

Faltaría más. Me da algo de escrúpulo que digas eso de que D&D es "la misma mierda" cuando me da la sensación de que sigues su patrón. En realidad el D&D es un "neotolkenianismo" pero depurado de elementos "simbólicos" cristianos y metido en vereda con criterios que un servidor llama "neognósticos" (sus cultivadores prefieren decir paganos o algo así), tanto es así que el seguidor fiel de D&D resulta acabar siendo bastante predecible: música metal, estética heavy, neooscuro (suelen decir gótico, desconozco por qué), filosofía nihilista y una extraña tendencia a las palabras "infierno" y "nada". Si algo me suele escamar es la predecibilidad de las personas, consecuencia de la escasez de libertad o inventiva. Felicidades por el estilo fluido y el espíritu crítico.

Lanselor dijo...

cuando digo que acaba siendo la misma mierda. Me refiero, a que apesar de que D&D ha sido pulido y ampliado hasta poder hacer tramas politicas enrevesadisimas y demás, tarde o temprano se convierte en un mata mata.

Y yo creo más, que el hecho de escuchar cierta musica que no es lo normal es lo que te abre a probar otras cosas no convencionales como son los juegos de rol. Se empieza por D&D en caso de los metaleros, pero los goticos y nihilistas irán más a por juegos estilo "mundo de tinieblas"(lease vampiro en la mayoria de los casos)

René Deschamps dijo...

Curiosamente es políticamente correcto el ser políticamente incorrecto; y curiosamente lo más convencional es tratar de mostrarse como no convencional.